ARTICULO | “Informe de Calidad Elite 2024: Perú, crisis política e inestabilidad, pero con espacio para un mayor crecimiento económico”
*Mg. Maria Osterloh
El constante crecimiento económico del Perú durante las últimas dos décadas ha sido posible en gran medida gracias a su estabilidad macroeconómica, su apertura al comercio internacional, su entorno favorable para la inversión extranjera y su democracia relativamente estable. Todo esto es resultado de las reformas económicas iniciadas a principios de la década de 1990 y que han continuado gracias al trabajo constante de los gobiernos sucesivos. Por ejemplo, la tasa promedio de crecimiento del PBI durante la década del 2010 fue de 4.5%. Además, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), entre 2001 y 2023, Perú tuvo la segunda tasa más alta (después de Panamá) de crecimiento real del PBI en América Latina con un promedio anual de 4.1%. Perú también se ubica como uno de los países con las tasas de inflación subyacente más bajas entre sus vecinos, y le va bien incluso en comparación con muchos países desarrollados. Por ejemplo, en enero de 2024, la tasa promedio de inflación general fue del 3%, inferior a la de Colombia, Brasil o el Reino Unido.
La apertura al comercio internacional le ha permitido a Perú integrarse a importantes bloques económicos multilaterales. Perú se unió al APEC en 1998 y fue miembro fundador de la Alianza del Pacífico en 2011. Actualmente cuenta con 22 acuerdos de libre comercio vigentes con economías importantes como Estados Unidos (desde 2009), China (2010), la Unión Europea (2013) y el Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico o CPTPP (2021). Esta visión integracionista ha ayudado al Perú a expandir enormemente su comercio exterior, gozar de un superávit comercial histórico continuo y tener una alta reserva de divisas.
Por otro lado, el entorno favorable para la inversión extranjera y la libertad para invertir en casi cualquier actividad económica le ha permitido al Perú atraer importantes cantidades de inversión en sus tradicionales sectores económicos principales como minería, pesca e hidrocarburos, y más recientemente en los sectores de infraestructura, telecomunicaciones y energías renovables. Estas políticas le han permitido a Perú elevar su nivel de vida, convirtiéndose ahora en un país de clase media alta con un PBI per cápita que aumentó de US$ 1,194 en 1990 a US$ 7,125 en 2022. El país también ha reducido drásticamente la pobreza. Según datos del Banco Mundial, el nivel de pobreza disminuyó del 59% de la población total en 2004 al 20% de la población total en 2019.
A pesar de estos avances positivos, la pandemia del COVID-19 y otros problemas como la inestabilidad política, el malestar social, la corrupción y la falta de un progreso claro en el abordaje del cambio climático han sacudido gran parte de la economía peruana hasta la médula, agravando y acelerando sus problemas estructurales y provocando una recesión el año pasado con una disminución del PBI del 0.6%. Perú ocupa el puesto #50 en la clasificación general del EQx2024 de 151 países. Las élites de Perú se ubican en el puesto #49 y #52 en los subíndices de Valor y Poder, respectivamente. En general, las élites de Perú parecen estar desempeñándose razonablemente bien y este hecho también se refleja en las cuatro Áreas del Índice, especialmente en Poder Económico (ii, puesto #46), Valor Económico (iv, puesto #49) y Valor Político (iii, puesto #58). Al país le va peor en Poder Político (i, puesto #82). A pesar de estos resultados, cada Área del Índice tiene algunos problemas centrales que deben abordarse con urgencia para un crecimiento y desarrollo económico sostenibles.
En cuanto al Poder Económico, se evidencian problemas fundamentales en el Pilar de Dominio de la Coalición (ii.4, puesto #95) donde el modelo económico de Perú sigue basándose en la explotación de recursos naturales, generando así bienes de exportación con bajo valor agregado. De hecho, el 70% de las exportaciones peruanas son productos mineros y energéticos como cobre, hierro, oro, petróleo y gas natural (IEE, ii.4, puesto #88). En consecuencia, la economía peruana tiene una baja complejidad económica, como lo explican algunos indicadores del Pilar de Destrucción Creativa (ii.6, puesto #41) tales como la baja inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) como porcentaje del PBI (RND, ii.6, puesto #98) y el débil apoyo gubernamental al emprendimiento (GSE, ii.6, puesto #89). Por ejemplo, Perú solo gasta el 0.15% de su PBI total en I+D, muy por debajo del promedio regional latinoamericano del 0.5% y considerablemente por debajo del promedio de los países de la OCDE del 2%.
Además, en el Área del Índice de Valor Económico, es importante para una economía basada en recursos naturales como la de Perú, darle mayor importancia al Pilar de Valor del Capital (iv.11, puesto #107) y al Pilar de Valor Laboral (iv.12, puesto #30) si se quiere agregar más valor a su producción. Por ejemplo, es imperativo que aumente su tasa de Formación Bruta de Capital (FBC, iv.11, puesto #90) que sigue estando por debajo de un promedio del 23% en la última década.
Además, aunque Perú se desempeña bien en el mercado laboral, principalmente gracias a una alta tasa de participación laboral (LFP, iv.12, puesto #16), la inversión en recursos humanos no es alta y, debido a la agitación política y la recesión económica en los últimos años, ha habido un aumento en la emigración peruana y una notable fuga de cerebros (BRN, iv.12, puesto #82). Por ejemplo, se estima que el 10% de la población peruana ahora vive en el extranjero. Además, el alto nivel de participación laboral se debe en gran medida al hecho de que la mayoría del empleo está en el sector informal (no hay beneficios de desempleo en Perú, por lo que las personas trabajan en cualquier trabajo que genere incluso un ingreso mínimo).
Los Pilares del Índice de Poder Político, especialmente el Pilar de Captura del Estado (i.1, puesto #96) y el Pilar de Captura Regulatoria (i.2, puesto #80), también pueden ayudar a explicar la situación actual que Perú está experimentando.
En los últimos años, Perú ha tenido un alto grado de inestabilidad política. Por ejemplo, entre los años 2018 y 2023, seis presidentes han estado en el poder. La principal razón de este extraordinario cambio es que casi todos ellos han sido acusados de corrupción política (COR, i.1, puesto #100), y este cambio continuo de gobierno también es responsable de la baja capacidad de respuesta al cambio. En otras palabras, las autoridades que deberían responder a los desafíos actuales cambian con demasiada frecuencia, y sus reemplazos no tienen tiempo para comprender la magnitud de la tarea que enfrentan (RTC, i.1, puesto #109).
Otro problema es la deficiente aplicación de la normativa (REN, i.2, puesto #68), que explica, por un lado, la existencia de oligopolios en varias industrias y, por otro, el alto nivel de informalidad en la economía (INO, i.2, puesto #139) y el empleo. Se estima que más del 70% de los empleados están en el sector informal ganando un ingreso por debajo del salario mínimo. Eso también explica por qué Perú tiene un coeficiente de GINI muy alto, con la mayoría ganando ingresos muy bajos mientras que un pequeño número de personas tiene ingresos muy altos y no paga completamente los impuestos que deberían (GWL, i.1, puesto #137).
En Perú, los ingresos fiscales como porcentaje del PIB son muy bajos, menos del 14%, porque tanto el impuesto sobre la renta como los impuestos sobre la propiedad no se recaudan completamente. El gobierno debería hacer cumplir mejor la recaudación de impuestos. Esto podría usarse para invertir en áreas como, por ejemplo, mejorar el sector educativo, principalmente en los niveles primario y secundario, para ayudar a Perú a mejorar su posición en los rankings PISA (en 2022, el país ocupó el puesto #58 de 81 países analizados).
Perú también necesita producir bienes con mayor valor agregado. Un sector que se ha desarrollado rápidamente en los últimos veinte años y se ha vuelto competitivo gracias a los incentivos del gobierno es la agroindustria; Perú es un exportador global líder de aguacates, bayas, uvas frescas y espárragos. Perú también podría exportar más productos derivados de sus recursos forestales (productos de madera) o del sector pesquero (acuicultura).
Perú tiene un potencial significativo para crecer si la inestabilidad política dejara de ser un problema endémico. Por ejemplo, a 37 millas al norte de Lima, se está construyendo el Puerto de Chancay con una inversión estimada de US$3.6 mil millones, lo que convertirá a Perú en el centro logístico y comercial del Pacífico latinoamericano. También se están realizando inversiones significativas en otras infraestructuras de transporte fundamentales, como la modernización del Puerto del Callao y mejoras en Jorge Chávez, el principal aeropuerto internacional de Lima. Además, como un país tradicionalmente minero, Perú cuenta con recursos estratégicos que pueden seguir siendo explotados, como el cobre (el segundo mayor productor mundial) y el litio, ahora en muy alta demanda. Según un informe reciente de Goldman Sachs, para el año 2075, Perú podría convertirse en la 31ª economía más grande del mundo, un gran salto desde su posición actual de 50ª.